Mi regreso triunfal a mi tierra.

Listening to: Frank Sinatra: I`ve got You under my skin.

Bueno. Ya se que me he alejado de blogger por un muy buen rato ya que el trabajo ha resultado mucho mas pesado de lo que suponía, y mis dificultades han sido mayores de las calculadas, principalmente desde que los viáticos que según yo iba a ahorrar se me fueron en agua mineral en unos infernales días encerrado en un hotel sin aire acondicionado (afortunadamente solo en Juárez nos asamos de ese modo) y del que no pude salir mucho ya que este mes es el que mas trabajo tuvimos. Pude haber ido al parque central de la ciudad a tomar fotos para ustedes, pero desde que entraba a trabajar a las 10, abren a las 6 el parque (esta cerrado y protegido por guardias) y ya que aunque me levantaba a las 5:30 y la ciudad seguía a oscuras decidía dormir mas horas y ya no pude turistear en la ciudad mas peligrosa del mundo. Y con las reformas migratorias y la expiración de mi visa me fue imposible visitar el otro lado del bravo para ver la movie de Scott Pilgrim. Demonios, hasta octubre que salga en Mexico.
En el mercado Mitla en Juárez (un pequeño tianguis muy popular entre los juarenses) encontré un par de películas que me gustaría ver, pero aun tenía la esperanza de ajustar mis viáticos. Una es la adaptación de la novela de Robert E. Howard (creador de Conan) Solomon Kane. Según me dijo cierta blogger (que ocupara toda la segunda mitad de este post) ya esta en cartelera en el DF. Sin embargo aun cuando estoy de regreso en Chihuahua aun no la he visto en cartelera. La otra es una película rusa (próximamente post sobre películas rusas) que tradujeron (y según yo correctamente) como rayo negro. La fantasía rusa me parece más chingona que la gringa, sin duda.
Y en cierto pueblito de increíble arquitectura y nula tecnología no había donde hacer recargas de baja denominación, sin internet ni usando una banda ancha móvil (mi jefe trae una de iusacell) y con la vasta cantidad de 27 canales de cable en el hotel (una miseria aun con el HBO incluido) no pude usar la alberca ya que realmente me sentía frustrado de no poder conectarme. Tanto como para no meterme a nadar… Ahí en una noche paso lo que relatare en la segunda mitad de este post, la parte que sigue.

En medio de mis miserias y mi pésima conexión a internet, sin lap y con una palm (del trabajo) que podía correr word pero no sincronizar a una PC para pasar los borradores que escribía en medio del trabajo cuando no había mucho que hacer, podía muy rara vez conectarme a internet, pero ya que tenia problemas para comentar en blogger (ya hable de la pésima conexión que había en el pueblito ese) solo me metía a hacer mis mini comments en facebook, donde muchos de ustedes están (OK, no muchos, pero si varios de los importantes. me faltan destroyer, el chipotle y la diabla) y a responder comentarios de una blogger en especial: Laire.

Debo admitir que soy medio… bueno, bastante puto (en un sentido no homosexual) y que durante mi estancia en blogger he chuleado y entablado relaciones de abierta coquetería con varias mujeres blogger, como Jess y la misma Diabla, por no hablar de las excelentes relaciones exclusivamente amistosas que tengo con D3 o Lucerita Asintota o Karla, por nombrar algunas. Sin embargo debo decir que aunque con mi aprecio y mi amor filial contaran siempre, no va a haber más coqueteos ni piropos que no sean a sus textos y fotos. El motivo? Una blogger llamada Laire Rebdan.

Durante mucho tiempo pensé que no había nadie para mi, y eso se vio plasmado muchas veces en posts sobre como prefería disfrutar mi soledad que estar en una rat race solo para cumplir un estándar social y no ser un exiliado social solo por no tener (y en ese momento, no desear) una pareja. Sin embargo la vida da muchas vueltas y si este mundo es un pañuelo, facebook es un pañuelo aun mas pequeño y blogger uno ínfimo.

Compartir comentarios, opiniones. Relatos y aventuras. Anécdotas propias y sueños para el futuro. Las esperanzas. Los libros leídos y la música en común. Esas cosas tan pequeñas y tan simples, y al mismo tiempo tan intimas, fueron las que detonaron una descarga de empatia y cercanía emocional, suficientes para hablar no como bloggers, no como esos desconocidos de chat, sino como si tuviéramos una vida entera de conocernos, como amigos de toda la vida. Y así fue como terminamos compartiendo opiniones que quizás nadie mas tenga, dándonos cuenta de lo distintos y al mismo tiempo de lo similares que somos. De cómo nuestras diferencias se complementaban y de cómo nuestras similitudes en tantas cosas nos acercaban. Muchos dirán que las relaciones de lejos hacen felices a cuatro, además de ser de pentontos, pero como dijera David Duchovni, “I want to relieve.”

Quiero creer que esto es algo por lo que vale la pena luchar
Quiero creer que esta relación se basa en algo más que lo físico.
Quiero creer que una relación de este tipo demuestra madurez por lo que implica.

No, la verdad no quiero creerlo.
Lo se.

Es tiempo de que me deje de juegos y coqueterías (esta el termino en el diccionario de un hombre? habrá que preguntarle al falso probeta) y me faje. Soy como una papa casada, solo que solo soy un blogger en una relación. Y para que se den un quemon, sépanlo: Hay cartas de por medio. No correos, cartas de papel y tinta, con sellos de cera y escritos con pluma fuente, todo a la antigua usanza. Para mí esto es un nuevo comienzo. Es volver a abrir mis alas y como el mítico barón rojo, volar para vivir, y vivir para volar. Porque el amar nos da alas, y con alas, siempre podemos volar… a menos que seamos pingüinos, pero yo soy un castor al que le han montado las alas de un cóndor Y así levanto el vuelo de nuevo, y si mi memoria no me falla, no recuerdo haber tenido esta sensación con ninguna de mis ex novias malvadas.

Se que voy a recibir la misma cantidad de burlas que de felicitaciones (mas o menos) y si bien he dicho muchas veces que este blog es mio y para mi… lo cierto es que ahorita asi abierto de capa, este blog es posible por ustedes.

Cualquier cosa, estoy en la ciudad. sin lap, pero en la ciudad.

Saludos a todos.